domingo, 19 de agosto de 2007

Magdalena Marambio



Magdalena Marambio es una joven profesional que entrega mucho pero no renuncia a sí misma. Perfeccionista, inquieta y estudiosa, siempre está preocupada de mejorar y aprender. Ella sabe que para dar más, hay que ser más.

Magdalena Marambio no es cardióloga pero es puro corazón. Ella estudió Medicina en la Universidad de los Andes y optó por trabajar en los consultorios de la comuna de Lo Barnechea, atendiendo a pacientes de escasos recursos. Atrás dejó inconclusa una especialización en psiquiatría, que no fue lo que ella soñaba. No se arrepiente. Hoy siente fascinación por la variedad de casos que atiende. Una señora resfriada, un señor infartado o un joven acuchillado son parte de la realidad que le toca vivir. Muchos de sus pacientes no sólo están enfermos en su cuerpo. "Viene mucha gente que se siente sola, que tiene pena", cuenta. ­

¿Siempre te interesó el trabajo con la gente?"No. En el colegio era cero onda social y nunca fui a trabajos de invierno o verano, ni a nada parecido. Yo descubrí mi veta social cuando durante la carrera hice el internado en el hospital. Ahí supe que la Medicina tiene una parte más técnica y otra más social. Esta última fue la que finalmente me conquistó". ­

¿Te arrepientes de no trabajar en una clínica privada? "No siento ansiedad por especializarme o trabajar en una clínica. Esta es la parte de la medicina que me gusta. Lo otro es entretenido pero no me llena. Me encanta trabajar aquí y podría ejercer feliz, por ejemplo, en un pueblo pequeño. Lo que pasa es que las personas a las que atiendo son muy agradecidas, aunque le puedas entregar poco". ­
¿Qué es lo que más te atrae de tu trabajo? "Me gusta acoger a las personas. Pienso que no sacas nada con ser un súper especialista, si no eres capaz de ver que a veces una personas necesita de ti algo mucho más sencillo: que la escuches. Aquí llega mucha gente con problemas muy simples y haces las veces de consejera, amiga... La pena es que a veces te sientes impotente por no tener más medios para ayudarla. Pero me gusta sentirme útil". ­

¿Es difícil mantener la calma en los momentos difíciles? "No sacas nada si sabes harto y te pones histérico. Tienes que mantener la sangre fría si te llega algún paciente grave. Pero bueno, eso es algo que vas aprendiendo poco a poco. La práctica en esto es fundamental". ­

¿Fue muy duro estudiar esta profesión? "Medicina no es una carrera relajada. Hay mucha presión, mucha competencia. Permanentemente te están interrogando; tienes que hacer turnos toda la noche y al otro día estar lúcido como si hubieses dormido muchas horas; tienes que ir a clases, poner atención, hacer trabajos, dar exámenes, ver pacientes... hay fuerte desgaste intelectual y físico. El último año fue el más entretenido y el más pesado".

­¿Has debido sacrificar muchas cosas por tu profesión? "Durante la carrera, bastantes. Cuando partía a la playa o a la nieve, debía ir con un alto de libros y apuntes para estudiar. Pero también es cosa de organizarse: hoy hago deportes, he cursado diplomados sobre Historia del Arte y Filosofía del Arte, me aboné al Teatro Municipal... Ahora estoy estudiando un Magíster en Bioética en la Universidad Católica". ­

¿Por qué bioética? "Porque siempre he tenido interés por lo humanista. Me interesa tener una base filosófica de las cosas, saber cómo respetar la dignidad de las persona. Creo que se necesita tener algo que te dé pautas, que te oriente. Por eso, cuando termine el magíster quiero seguir estudiando".


LA CARRERA SEGUN MAGDALENA MARAMBIO


Medicina es una carrera difícil porque debes tener mucha constancia. Tienes que estudiar todos los días. Incluso después de egresar debes seguir perfeccionándote, pues las cosas se olvidan. Además uno nunca sabe cúando llegará un paciente y te pedirá justo eso que se te olvidó. Y no puedes decirle que no te acuerdas. La carrera implica mucho estudio, pero no es para genios. Creo que hay carreras más difíciles en cuanto a su complejidad, pero aquí necesitas mucha perseverancia. Alguien que desee estudiar Medicina debe gustarle la gente, y tener capacidad para estudiar y trasnochar. Además, se necesita poseer buena memoria, aunque algunos digan que no. La carrera implica muchos sacrificios y es importante sentirse apoyado. Por suerte, he sentido la comprensión de mis pololos, nunca he tenido problemas en ese sentido. Mis padres tenían algunos temores con respecto a la carrera, pero después vino un respaldo ciento por ciento. Lo que pasa es que la encontraban muy sacrificada, sobre todo para una mujer. Recuerdo que, al principio de los estudios, Química fue un ramo siniestro. Después, una de las cosas que más me costaron fueron los internados, que me angustiaban, pues implicaban un gran esfuerzo físico y mental. La carrera dura siete años. En los primeros cinco años te entregan los conocimientos en ciencias básicas, preclínicas y clínicas y después tienes dos años de internado que corresponden a la práctica profesional.

Entrevista: Alternativas académicas

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